Como isla perdida en el horizonte después de un largo viaje.
Más que viaje fue un naufragio, sobreviviente de una causa ya perdida.
Eras en mi mente Ítaca que parecía imposible e interminable.
Y me acompañó la brisa y el ritmo pausado de tu oleaje.
Y hubo en el camino canto de aves y baile de delfines.
Hablaste sin decir palabras, sin siquiera estar presente.
Y en las noches tocaste el arpa, con las cuerdas más finas del alma.
Y mi único alimento fue la esperanza.
Después de zarpar con la idea de conquistar el mundo y un sueño.
Y en la isla desierta haré una fogata, acompañado de luna y estrellas.
Porque he quemado mi bote, que más bien era una carabela.
El que solía ser se quedó parado en la bahía,
Esperando sentado el porvenir.
El que será quizá llore su pasado,
Pero construirá sobre roca fuerte lo que realmente importa en la vida.
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| Lago de Atitlán, Guatemala. Fotografía: Juan Antonio Lopez, 2012. |
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