Que si te voy a extrañar, quizás, si tú me has visto crecer, reír y jugar.
Aun no comprendo la magnitud del momento, será sin duda la etapa de negación.
Ya tendré tiempo de llorar, por de pronto déjame caminar a través de tus pasillos, esconderme un rato en el armario y acostarme sobre este suelo mío... sólo mío.
Pero que iba yo a saber, que algún día me iría para siempre, que dejaría de escuchar tu latido, con mi oído pegado a la pared.
Soñaré contigo, porque mi alma se quedó atrapada en tus cimientos, ausente, pensativa, enterrada bajo el naranjal.
... Que si te voy a extrañar, quizás, pero nunca te voy a olvidar.
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