Estaba tomandome un café en la Galaxia de Adrómeda,
Una ciudad de luces, la más brillante que pude imaginar.
Y mientras se enfría lentamente el capuccino
Yo me pregunto ¿qué hago aquí? tan lejos de la vía lactea.
Veo seres caminando, como los fantasmas del Viaje a Ixtlán,
Sombras que caminan en dirección a ningún lugar.
Reflexionando sobre Benedetti que dijo: "es tan poco lo que conoces de mí",
Es tan poco lo que conozco de tí, recién me he dado cuenta.
Aquí también se pueden ver un millón de estrellas,
Tan brillantes y cercanas que parece que las puedo tocar.
No se parecen a las estrellas que veía en la tierra,
donde brillabas tan intensa, dominando el firmamento de Diciembre.
Casi ni sentí el viaje de dos millones de años luz,
Y al llegar fui como el extranjero de Camus, o el de la canción de Bunbury.
No lo sé...
No hablamos el mismo idioma, pero nos entendemos,
No tenemos similares historas, pero nos comprendemos.
Camino y me pierdo en las espirales de los cúmulos estelares,
Gravitando en mis pensamientos y mis emociones.
A pesar de la distancia no estoy tan lejos de tí,
Quizas me acerco más a lo que en otra vida fui, pero ya no recuerdo.
Aquí no existe el tiempo y el espacio tiene el aroma de tu presencia.
Aquí el Espíritu se alimenta de esperanza y fluye como un manantial.
Me pongo el abrigo, apago el cigarro y empiezo a caminar.
Preparo mi equipaje y me dispongo a abordar el tren al Infinito.
Aquí no hay señal para llamarte por el celular,
Pero el amor es tan inmenso como una onda expansiva que te llegará...
Lo puedes sintonizar?